jueves, 29 de enero de 2009

EN EL PATIO: Un testimonio

Este relato es parte de una colección de testimonios y reflexiones que asistentes a los SAT andaluces de los años 2003 a 2005 quisieron elaborar dos años después del final de aquellos cursos. Lo titularon "Odisea". Me propongo aprovechar algunos de los relatos para transmitir lo que ellos quisieron transmitir: el "sabor" del SAT y el cómo casa eso con el trabajo de los educadores.

Los firmaré con las iniciales, pero, si alguno de vosotros visita este Blog y se reconoce y quiere ver su nombre tal cual, ¡decímelo! Será un placer el daros lo que es vuestro.


Es un día por la mañana en el colegio. Estoy vigilando el recreo en la zona que me ha sido asignada para ese día.
Yo estoy pensando: - ¡que mala pata tocarme recreo con lo bien que estaría ahora sentadito en la sala de profesores! En fin, espero que pase rápido y que no haya muchos problemas...
Los recreos, en general, no son contemplados como momentos educativos, donde ocurren cosas que son importantes y que pueden tener repercusiones educativas. Naturalmente no se ven como un lugar donde los niños se expresan y comunican, sino como momentos de mero esparcimiento y desfogue para que lleguen a clase un poco desahogados. (Para estar de acuerdo con esto vale con imaginar un día de lluvia en que los niños no salen al patio, ¡dios, que suplicio!)
Por lo tanto la aspiración máxima cuando toca vigilar siempre es tener un recreo tranquilo sin muchos problemas, y si los hay, solucionarlos rápidamente o derivarlos a otro sitio o persona.


A lo lejos veo un pequeño grupo de alumn@s arremolinados. - ¡Ofú, pelea! Vamos para allá.
Unas niñas rodeaban a otra (todas de 6º) que lloraba.
Yo percibo ya una primera cosa: no parece que llore con pena sino con rabia.
Bueno, allí no muy lejos, hay un grupo de niños, mas o menos callados y expectantes, que me miran. Yo soy la autoridad que ha llegado. Ellos estudian mis reacciones para ver a qué clase de maestro le ha tocado el asunto: de los que se inhiben, de los que consuelan, de los que castigan rápidamente a diestro y a siniestro, de los que parten a la criatura por la mitad y la culpa queda repartida, etc.
La primera tendencia que tenemos asumida los maestros en los recreos es que siempre hay problemas, caídas, peleas, etc., pero cuanto menos duren mejor.

Así que si un problema se resuelve rápidamente, es un problema bien resuelto puesto que éste ha desaparecido y ya no está.
Cuando me acerco a la niña para comprender lo ocurrido, ésta me explica que uno de los chicos que está allí cerca no deja de importunarla y de meterse con ella.
Yo sigo percibiendo en ella sus gestos, su tono de voz, su mirada, sus movimientos, y confirmo la crispación que había notado al principio.
El chico aludido, que se había enterado de lo que su compañera decía, se aproxima rápidamente haciendo un ejercicio de intrepidez ante sus amigos, para rebatir los argumentos de la otra,

y queriendo parecer gallito y no amedrentado por la presencia del maestro.

Al verlo aproximarse y escuchar lo que me dice, la niña explota y comienza a gritarle diciendo que es un mentiroso, que se calle y que la tiene harta. El chico juega su personaje teatral de pacifico, presentando a la otra como una histérica que no le deja hablar ni decir su versión, a lo que tiene derecho.


Hoy en día los chicos, en general, han aprendido mucho de leyes justicieras y se han convertido en pequeños abogados (como sus padres), reclamándolo todo y exigiendo por todo.
Hoy en día no hay tiempo para el proceso natural de lo que ocurre, para el ritmo propio de cada vivencia: los problemas han de ser resueltos y si me libro de culpa y de responsabilidad mejor.


La niña con la cara crispada, lloraba ya abiertamente de rabia y gritaba al niño llamándole mentiroso y diciéndole que la tenía muy harta.
Yo me observaba viendo lo que a mí me estaba pasando: Por un lado me era muy evidente la necesidad de respetar el tiempo de cabreo de la niña, por otro percibía claramente el juego de engaño y manipulación del pequeño actor, que se presentaba como
victima de la salvaje que vociferaba, y por ultimo, como expliqué antes, mi deseo de tener un recreo tranquilo.
Mientras, los demás niños nos rodeaban divertidos y morbosos, deseando ver como de un momento a otro el maestro haría caer todo el peso de su autoridad ante quien visiblemente era más agresivo, la niña.
Yo intuí que en ese instante no había otra cosa que hacer que respetar el momento de furia y enfado de la niña, que necesitaba desahogarse y soltar por fin todo lo que tenía allí guardado. Por lo tanto, y ante la sorpresa del varón, no regañé, ni censuré, ni anulé a la niña que gritaba. Me convertí en garante de la seguridad física de la situación, impidiendo que nadie se hiciera daño o que la niña en su furia quisiera golpear.
El chico se quejaba censurándome que de mí ,como maestro ,se esperaba que reprimiera aquel
espectáculo tan escandaloso.
Hubiera sido la solución tradicional, intentar matar los ánimos, acallar los gritos, y poner un parte a los 2 por igual y asunto resuelto: 2 que se pelean castigo para los 2 y asunto resuelto.
Yo sentí gran serenidad dentro de mi, gran dominio de la situación, y exigí al alumno que soportara la argumentación y el ánimo de su compañera. Permití y animé a la niña a que continuara desahogándose. En todo momento anduve rápido manejando el espacio y la distancia para impedir agresiones físicas.


La niña no viéndose impedida pudo continuar su vaciado y su queja todo el tiempo que necesitó, y el otro tuvo que soportar el ánimo rabioso que él había logrado provocar en su compañera.
Yo no quise ponerme en plan detective y hacer miles de averiguaciones para ver que porcentaje de culpa tenía cada uno, o quien empezó primero, porque en ese momento no me interesaba enjuiciar. Me pareció mucho mas importante dar lugar y tiempo a las emociones.
Cuando pasó un tiempo (tampoco hizo falta tanto sino que fue suficiente el gesto de permitirlo) la niña se fue calmando, y ya mucho mas reposada pudo hablar de otra manera mas serena.
Curiosamente el niño llevado a un terreno de tiempos que no esperaba, también se mostró más receptivo y honesto, reconociendo que se había pasado un poco con su pesadez. Bueno, aquello siguió un poco y al final no hizo falta más.
Desde lejos ya los vi relacionarse tranquilos mientras continuaban hablando.


Creo que la magia de lo ocurrido consistió en que supe estar despierto para darme cuenta de lo que me ocurría a mi, y para leer lo que ocurría fuera. Creo que fue importante respetar el proceso. Lo que cambió algo en la percepción de aquellos niños fue que se sintieron escuchados en sus emociones.
Cada uno a su manera obtuvo un poco de lo que le hacia falta para poder llegar a otro momento
siguiente: TIEMPO O PERMISO PARA DEJAR QUE LAS COSAS OCURRAN.
Algo de todo esto también lo viví en los SATs: Respetar el proceso y no correr a buscar soluciones o establecer juicios.
El ritmo de las cosas en si mismo tiene un valor y nadie puede asegurar completamente como terminará todo.
La sorpresa también existe.


miércoles, 28 de enero de 2009

Querer a Mar, ¿Es Amar o es querer?"


LOS ENEMIGOS DEL AMOR
"El amor es la ausencia de egoísmo" (Erich Fromm)
Según las leyes de la evolución, todo empieza con el conocimiento (información veraz). Luego viene la comprensión (experiencia personal). Sólo así es posible aceptar (dejar de reaccionar negativamente frente a lo que sucede) para poder finalmente amar (dar lo mejor de nosotros en cada momento). Por el camino hemos de vencer a nuestro mayor enemigo: nosotros mismos (nuestro mecanismo de supervivencia emocional, más conocido como ego). Para lograrlo es necesario ser sinceros (no autoengañarnos), humildes (reconocer nuestros errores), valientes (atrevernos a enmendarlos) y perseverantes (comprometernos con nuestro proceso de aprendizaje).
El miedo (a que nos hagan daño), el apego (para no perder lo que tenemos) y la ira (por no conseguir lo que deseamos) nos esperan a la vuelta de la esquina. Un poco más lejos se esconde nuestra ignorancia (el desconocimiento de nuestra verdadera naturaleza), la causa última de nuestro egoísmo (tendencia antinatural que corrompe la actitud de los seres humanos), que es precisamente el que nos impide amar, que es nuestra esencia.
Igual que no tenemos que hacer nada para ver, no tenemos que hacer nada para amar. Tanto la vista como el amor son atributos naturales e inherentes a la condición humana. Nuestro esfuerzo consciente debe centrarse en eliminar todas las obstrucciones que nublan y distorsionan nuestra manera de pensar, sentir y ser, como el estrés, la negatividad, el victimismo, el odio, la desconfianza, la vanidad, la envidia, la arrogancia, la preocupación, la intolerancia, la cobardía, la avaricia, la indolencia, el orgullo, la impaciencia, la culpa, la tristeza...


DIFERENCIA ENTRE QUERER Y AMAR
"El amor es lo único que crece cuando se reparte" (Antoine de Saint-Exupéry)
Todos los vicios de la mente son fruto de interpretar de forma egocéntrica la realidad, una actitud impulsiva e inconsciente que nos impide aceptar lo que sucede tal como viene y a los demás tal como son. Ésta es la causa real de todo nuestro sufrimiento, que además nos encierra en un círculo vicioso muy peligroso. Para poder amar, primero hemos de albergar amor en nuestro corazón.
En este caso, el problema es en sí mismo la solución. Y lo primero que debemos saber es qué es el amor. No al que estamos tan acostumbrados, sino al de verdad. Porque una cosa es querer, y otra muy distinta, amar. Querer es un acto egoísta; es desear algo que nos interesa, un medio para lograr un fin. Amar, en cambio, es un acto altruista, pues consiste en dar, siendo un fin en sí mismo. Queremos cuando sentimos una carencia. Amamos cuando experimentamos plenitud. Mientras querer es una actitud inconsciente, relacionada con lo que está fuera de nuestro alcance, amar surge como consecuencia de un esfuerzo consciente, que nos hace centrarnos en lo que sí depende de nosotros.
Cuando uno ama no culpa, ni juzga, ni critica, ni se lamenta. Los que aman intentan dejar un poso de alegría, paz y buen humor en cada interacción con los demás, por muy breve que sea. Amar también es aceptar y apoyar a las personas más conflictivas, porque son precisamente las que más lo necesitan. Amar de verdad es sinónimo de profunda sabiduría, pues implica comprender que no existe la maldad, tan sólo ignorancia e inconsciencia. La paradoja es que el amor beneficia primeramente al que ama, no al amado. Así el amor sana y revitaliza la mente y el corazón de quien lo genera. Por eso recibimos tanto cuando damos.


TODOS SOMOS UNO
"Creo que la verdad desarmada y el amor incondicional tendrán la última palabra" (Martin Luther King)
Para saber si hemos aprendido a amar, tan sólo hemos de echar un vistazo a nuestra forma de comportarnos con los demás. No en vano, la relación que mantenemos con todas las personas que forman parte de nuestra vida es un reflejo de la relación que estamos cultivando con nosotros mismos. Como lo expresa el filósofo Darío Lostado: "Si no te amas tú, ¿quién te amará? Si no te amas a ti, ¿a quién amarás?".
Al darnos cuenta de que lo que les hacemos a los demás nos lo hacemos a nosotros mismos primero, tomamos conciencia de lo estrechamente unidos que estamos todos los seres humanos. No en vano, las etiquetas con las que subjetivamente describimos y dividimos la realidad son sólo eso, etiquetas. Y por muy útiles y necesarias que sean para manejarnos en el día a día, no deben separarnos de nuestra verdadera naturaleza: el amor incondicional.
Igual que los árboles ofrecen sus frutos cuando crecen en condiciones óptimas, los seres humanos emanamos amor cuando nos liberamos de todas nuestras limitaciones mentales. De ahí que si queremos saber cuál es la mejor actitud que podemos tomar en cada momento, tan sólo hemos de responder con nuestras palabras y acciones a la siguiente pregunta: ¿qué haría el amor frente a esta situación?
__._,_.___

"Amar" no es exactamente lo mismo que "querer"

Miguel Melgosa me hace llegar este texto que colgaré en dos partes.

Como este Blog no busca dogma ni unanimidad, me he decidido a que dé cobijo al texto, porque es más lo que me suena que lo que me disuena.

¿Quién será este Borja Vilaseca? me pregunto. Y pronto tengo la respuesta : Barcelona 1981, periodista, buscador, y autor de "Encantado de Conocerme"

¿Y de qué va ese libro? El subtítulo lo explica: "Una introducción práctica al Eneagrama"

La Editorial es más vigorosa: "Una introducción práctica al Eneagrama, la técnica de conocimiento personal que hace furor en España". Y advierte que "En 2005 asistió a un curso de Eneagrama que significó un punto de inflexión en su búsqueda. Desde entonces, estudió por su cuenta a los grandes maestros de la sabiduría oriental y profundizó en las causas y consecuencias de la condición humana y el sentido de la existencia. A finales de 2006 comenzó a impartir cursos de introducción al Eneagrama, en Barcelona, así como a dar conferencias
en diferentes seminarios sobre coaching, desarrollo personal e inteligencia emocional".




Dejar de querer para empezar a amar (BORJA VILASECA 18/01/2009 )


Todos los seres humanos desean ser queridos. Pero, ¿cuántos aman realmente? El verdadero amor actúa como un alquimista: convierte la ambición en altruismo y transforma el sufrimiento en felicidad.
Tal vez sea por la intensidad del frío. O quizás por una simple cuestión de tradición. Pero lo cierto es que enero es el mes preferido por los españoles para reflexionar sobre cómo marchan sus vidas. Después del despilfarro y la resaca navideños, muchos se refugian en el calor de sus hogares para hacer balance y fijar los clásicos propósitos de año nuevo.
La noticia en otros webs
Dejar de fumar. Estudiar inglés. Perder peso. Ir al gimnasio. Éstas son algunas de las promesas más comunes. Y dado lo difícil que nos parece cambiar de hábitos, damos por hecho que lo más importante es intentarlo. A malas, siempre podemos repetir el año que viene.
En paralelo, un nuevo propósito está emergiendo en el corazón de más seres humanos. Se trata de una promesa bastante menos concreta y mucho más intangible. A diferencia de otras, no suele pronunciarse, pues consiste en una práctica pacífica y silenciosa. Es el mayor de los compromisos que podemos hacer con nosotros mismos, y cumplirlo no requiere consejos ni estudios. Está por encima de cualquier otra meta. Ahora mismo, al menos una persona acaba de proponerse aprender a amar.
EL AMOR ES EL CAMINO
"Cuando el sabio señala la Luna, el necio mira el dedo" (proverbio chino)
Que hemos venido a este mundo a aprender a amar es una verdad ancestral. Se descubrió antes de que comenzara la historia de la filosofía. Zoroastro (630-550 antes de Cristo), Mahavira (599-527 antes de Cristo), Lao Tsé (570-490 antes de Cristo), Buda (560-480 antes de Cristo), Confucio (551-479 antes de Cristo), Sócrates (470-399 antes de Cristo), Jesucristo (1-33)... Todos los grandes sabios de la humanidad, cuyas enseñanzas dieron origen a las instituciones religiosas que conocemos hoy en día, dijeron esencialmente lo mismo: "Amar a los demás es el camino que lleva a los seres humanos a la felicidad".
Aunque muchos otros han seguido predicando con su ejemplo sobre el poder transformador del amor, pasan los años, las décadas y los siglos, y la gran mayoría de seres humanos seguimos sin saber amar. Aprender eso no entra en los planes de nuestro proceso de condicionamiento familiar, social, cultural, religioso, laboral, político y económico.
Como estudiantes nos hacen memorizar lo inimaginable. Luego nos preparan para ser profesionales productivos. Pero se olvidan de lo más básico. Así es como entramos en el mundo: sin saber gestionar nuestra vida emocional. Y si bien el mito no es la base de la felicidad, ésta sí es la base de cualquier mito. Por el contrario, desde pequeños nos hacen creer que el mundo está lleno de gente malvada. Que no hay que confiar en los desconocidos. Que lo importante es ocuparse de uno mismo e ir tirando. Así el miedo, la frustración y el resentimiento van pasándose de generación en generación, creando una cultura basada en la desconfianza, la resignación y la insatisfacción.
MÁS ALLÁ DEL CONDICIONAMIENTO
"No es signo de salud el estar bien adaptado a una sociedad enferma" (Jiddu Krishnamurti)
La perversión de la naturaleza humana ha llegado hasta tal punto que a lo largo de este proceso de condicionamiento también escuchamos que la bondad es sinónimo de estupidez, pues uno siempre termina por arrepentirse de sus buenas acciones. Y que amarse a uno mismo es una conducta egoísta, propia de un narcisista. De ahí que hablar acerca del amor al prójimo suene ridículo.
Sean ciertas o no, todas estas creencias moldean nuestra percepción del mundo e influyen en nuestra forma de relacionarnos con los demás y con nosotros mismos. Y no se trata de culpar a nadie, sino de responsabilizarnos de nuestro proceso de cambio y crecimiento. Lo que está en juego es nuestra libertad para decidir quiénes podemos ser. Y aquí no hay maestros, sólo espejos donde vernos reflejados. En última instancia, dejar de existir como orugas y empezar a vivir como mariposas es una transformación que sólo depende de cada uno.
El reto consiste en cuestionar nuestras creencias, por más que atenten contra el núcleo de nuestra identidad. De ahí que este aprendizaje surja como una iniciativa personal, un compromiso a largo plazo en el que la conquista del verdadero amor se convierte en el camino y la meta. Y no se trata de una moda pasajera. El autoconocimiento y el desarrollo personal son procesos cada vez más aceptados por la sociedad. Al haber tanta oferta y tratándose de un asunto tan íntimo y delicado, su utilidad dependerá de lo bien que sepamos elegir.

lunes, 26 de enero de 2009

soliloquio II

El eneagrama : La herramienta:

En un diagrama geométrico aparecen representados y relacionados entre sí nueve caracteres humanos. Un curso de eneagrama se entronca en la presentación de estos nueve estilos y el intento de los participantes en identificar cual de ellos es el que mejor le dibuja.

Un estilo de ser, un “carácter”, como se llama en psicología, es algo sumamente complejo, y se puede representar subrayando uno u otro de sus componentes principales. El estilo del trabajo del eneagrama es resaltar su aspecto emocional más deteriorado. Habla de “pasiones”, sentimientos que se hacen crónicos y con los que uno se acaba identificando. Habla de olvido de sí, superficialidad y duda, y los llama pereza, vanidad y cobardía. De ira y perfeccionismo, de orgullo y sobrevaloración, de envidia y mala autoimagen, de avaricia y frialdad, de gula y fraude, y de lujuria y sobreexcitación. Así que los asistentes tratarán de reconocer entre ellos su pasión principal.

Pero el objetivo de este trabajo no consiste en acertar ese interrogante. Para poder contestar, es necesario antes observarse, es decir, aprender a conocerse. Porque son tan nuestras nuestras pasiones que no es raro que ni podamos verlas, que sólo los demás las vean, así como vemos nosotros las obcecaciones, las repeticiones previsibles, los puntos ciegos de quienes nos rodean. Aprender a conocerse implica aprender a mirarnos y aprender a escuchar a los otros.

Y, ¿cómo sabe uno que se está acercando a una identificación atinada? Porque la respuesta es emocional. Reconocernos, en lo favorable y en lo desfavorable, caer verdaderamente en la cuenta de que uno se ha comportado correctamente o de que uno ha actuado mal es siempre una experiencia emocional. ¿o no?.

Y así, poco a poco, con recorrido suficiente como para seguir con ello tanto como uno quiera,
un curso sobre las emociones se transforma en un curso emocional.

Un poco de soliloquio: de lo emocional


La práctica de la psicoterapia es, por definición, ocasión de colocarse frente a toda la gama de las emociones humanas. El profesional afronta a diario secuencias de confusión, de ira, de desesperación, de falsa tranquilidad, de desconfianza, de reto. En razón de esta exigencia, al estudio de la carrera de Psicología se añade a menudo una formación específica para habilitarse para tales situaciones.

El SAT nació en origen para cubrir tal necesidad. Posteriormente profesionales de otras áreas íntimamente conectadas con el contacto entre personas –sanitarios, asistentes sociales y muy especialmente educadores- acudieron a estos programas y mostraron su satisfacción a la hora de enriquecer sus quehaceres profesionales. De la conjunción entre la satisfacción de los asistentes profesores y una reflexión sobre el papel de la educación en este mundo en crisis nació el Programa SAT para educadores.

No hay una sola decisión razonable que no esté dirigida por la emoción” dice E. Punset.



La importancia de la gestión de las emociones en el día a día se puede entender por lo que trae consigo el no gestionarlas. Las emociones son una importantísima arte del acontecer personal, pero una parte desconocida por desatendida. Así, no existe acuerdo unánime en qué es una emoción, ni en cuales son esas emociones. Suelen caracterizarse como “positivas” y “negativas”, desde posturas normativas, y se alienta a expresar las “positivas” y a reprimir las “negativas”, cuando unas y otras son informaciones precisas de nuestras motivaciones y nuestras disposiciones, y por su naturaleza cambian fluidamente con el tiempo.

Ignorar lo emocional en la comunicación lleva a atascos continuos. ¿Cómo se ignora lo emocional? Suponiendo que es lo racional. Podemos ignorar, yo o mi interlocutor, un enojo, o una desconfianza, o un temor: entonces, tomaremos nuestras palabras –guiadas por esas emociones- por razonables, y nuestros ataques por defensas, y nuestra negativa por dignidad, y desharemos cualquier, cualquier intento del otro por hacernos ver su punto de vista, especialmente los más débiles que provocarán mi regocijo, o los más potentes, que despertarán mi caja de los truenos. O podemos ignorar la atracción que sentimos por algo y justificar cualquier cosa que diga; y todo ello ignorando algo que, efectivamente nos está sucediendo.

En consulta, en clase, pelear a ver quien tiene la razón con otro, lleva siempre a dos posibles destinos: al enfrentamiento abierto o, si las fuerzas están muy desequilibradas, a la humillación y el rencor. Razonar con quien ya ha tomado partido emocional y lo ignora lleva a esos andurriales. Y lo mismo sucede si el enseñante es quien está ignorando su propio apasionamiento. A menudo, en consulta, educadores nos preguntan cómo enfrentar en su día a día rebeldía, o desinterés, y la respuesta ha de pasar por ayudarles a entender cual sea su parte en esa incomunicación.

Las emociones no son nuestro único principio rector, y podemos encauzar sus energías.
No es posible llegar a conocernos sin conocerlas en nosotros. Al conocerlas, podemos ver nuestros temores tanto como nuestros entusiasmos; ver su persistencia, cómo saltan las mismas ante iguales estímulos. Podemos aprender a ver que los demás hacen lo mismo que vamos descubriendo en nosotros. Cuando aprendemos a ver cómo actuamos, comprendemos a los otros, y terminamos por abordar los problemas por lugares inexplorados.

Y solo quien llega a conocerse alcanza una autoestima estable, basada en conocer bien las capacidades y las limitaciones. Responsabilidad es la libre aceptación de las consecuencias de nuestros actos, en el éxito y en el error. Cada persona, cuando se responsabiliza, se convierte en su propio líder.

Un poco de diálogo -1


Gestión de emociones en el aula.

No todo el mundo atribuye a las emociones un valor tal que merezcan ser destacadas o tenidas especialmente en cuenta. Pero cuando decimos “gestión” de las emociones es porque estamos reconociendo su presencia y su interés . Ahora bien,

* Se dan, pero ¿en quién?
Se dan, indudablemente, entre los alumnos. Y se dan, igualmente, entre los profesores.
*Se dan, pero ¿Cuáles?
No hay dos autores que coincidan en cuales sean las emociones universales. Pero podemos agruparlas en dos familias. La una, la de las emociones de satisfacción (llamadas a veces emociones “positivas”) como la alegría, la confianza, la seguridad, la atracción, el sosiego, el interés. La otra, la de las emociones de desagrado (llamadas a veces emociones “negativas”), como el miedo, la ira, la culpa, la envidia, la vergüenza, el resentimiento, el desasosiego.

*¿Cómo hemos de hacer para gestionar las emociones de los alumnos?
Tal y como hacemos para gestionar las nuestras.

*Pero, ¿hacemos nosotros una buena gestión de nuestras emociones?
Eso solo se responde mirando los resultados que obtenemos. Si al cabo de la tarea sentimos el cansancio proporcional a nuestro desempeño y tenemos la mente limpia y presta para lo siguiente, hemos hecho una gestión eficaz. Si no sentimos ese cansancio, o sentimos más fatiga de la cuenta, y tenemos en la mente deudas pendientes con el pasado o con el futuro, es que podemos mejorar nuestra gestión.


*¿Cómo influye una gestión deficiente de nuestras emociones en nuestra vida y en nuestro desempeño laboral?
De la misma manera que una deficiente gestión de nuestra capacidad de razonar nos lleva a errores que nos llevan a disgustos que nos llevan a conflictos interpersonales que nos llevan a desgaste, stress y depresión. De la misma manera que una deficiente gestión de nuestros recursos físicos nos lleva a sobreexcitación o fatiga, que nos llevan a imprecisiones, precipitaciones y esfuerzos inadecuados, que nos llevan a malhumores y culpas, que nos llevan a conflictos interpersonales… De la misma manera, el funcionamiento emocional es una dimensión intrínseca a las distintas situaciones, y su gestión deficiente compromete las dimensiones intrapersonales y las interpersonales.

miércoles, 21 de enero de 2009

"En el dia a día, nada es banal... " por Montserrat Fabrés.

Relacionado con http://transformareducacion.blogspot.com/2009/01/una-informacion.html donde daba un link al trabajo de Emmi Pikler, recibo un artículo de Montserrat Fabrés, aparecido en el número de noviembre-Diciembre de la revista Infancia, 0 a 6 anys, de la asociacíon de maestros Rosa Sensat. Adjunto unos fragmentos:



"Uno de los principales objetivos en la educación de los niños es favorecer, facilitar la progresiva adquisición de su autonomía, que llegue a ser autónomo como persona, que pueda ser, hacer y decidir por sí mismo, procurando conceder mucha atención a que su desarrollo emocional sea equilibrado, estable y seguro.


La escuela infantil debe promover en los niños el desarrollo de la capacidad de relacionarse, su capacidad de convivir: escuchar, comprender, tolerar, interactuar, cooperar y compartir con los adultos y con el otro niño, estableciendo la base de unas relaciones afectivas sólidas y seguras con los adultos y con los otros niños.


Si partimos del objetivo que el niño debe llegar a ser autónomo, es necesario que empecemos por respetar su actividad autónoma, su libertad de movimientos, su proceso evolutivo, partiendo claramente de un niño competente desde que nace. Garantizándole un entorno rico y estimulante que refuerce el interés de cada niño y a su vez con unos educadores que acompañen al niño respetando el desarrollo de cada uno de ellos.


El niño debe desarrollarse como persona y como miembro de la sociedad. Debemos respetarle como persona. Asegurándole una atención lo más individualizada posible que le permitan establecer unas relaciones personales estables, llenas de ternura, confianza y empatía que serán de una gran influencia para el niño para tomar conciencia de si mismo, favorecer su autonomía, asegurar su personalidad y adquirir las habilidades sociales necesarias para la convivencia".
>


Mi reflexión pretende valorizar la organización de las actividades, llamadas "rutinas" cotidianas (higiene , comidas, ...),
porque considero que nuestras relaciones con los niños, en los momentos en que cuidamos de ellos, son muy importantes desde una perspectiva educadora.



Tenemos que repensar estas "rutinas", dándoles una mayor importancia en la distribución del tiempo pasado con los niños. Tenemos que reformular, preparar y "programar" más minuciosa y conscientemente este tipo de actividades, para que estas "atenciones" sean de calidad, para que tengan más "contenido" pedagógico.



Hemos de impregnar estas "rutinas" de respeto y de empatía hacia los niños, para contribuir, también con ellas, a que los niños lleguen a ser más equilibrados emocionalmente y más autónomos.



No tenemos tiempo, no podemos parar, tenemos que acabar pronto, no podemos atenderles como sería conveniente. Consideramos estas actividades como rutinarias, repetitivas, pesadas, incómodas, y especialmente estresantes durante las comidas.



La Dra. E. Pikler elaboró durante su trabajo en Lóczy, una especie de "coreografía" donde todos los aspectos de la relación y la comunicación con el niño quedaban detallados minuciosamente, consiguiendo unas relaciones envueltas de una calidad extrema.
La experiencia de Lóczy nos demuestra, nos descubre, la importancia de garantizar la calidad de estos momentos, de estas atenciones, de estas relaciones "rutinarias". Es también, y especialmente en estos momentos, cuando los niños aprenden a tomar conciencia de ellos mismos, y a percibir y comprender el mundo que les rodea.
http://video.google.com/videoplay?docid=-8491995794623390133






No aprovechar estos momentos para la relación y buscar otras ocasiones y actividades para este fin, nos crea un sentimiento de prisa, de no poder disfrutar durante los momentos que ya estamos juntos, ni tampoco aprovecharlos para iniciar al niño en la participación y cooperación durante el cambio y las comidas, de no tener en cuenta su evolución, no respetar sus ritmos, sus apetencias, sus gustos, en definitiva esto nos impide procurarle el respeto que se merece como persona. Nos preocuparemos de los objetivos finales, de qué adquisiciones debe hacer, pero no del camino hecho, del proceso, el como va evolucionando cada niño en particular, según sus capacidades.


Que las atenciones que recibe el niño sean de buena calidad depende también de la actitud auténtica del adulto. De su sincero y profundo interés por el bienestar del niño. Es importante que el niño sienta que toda su persona es importante. Durante las comidas, lo esencial no es la cantidad de comida que le ofrecemos, que se lo coma todo, sino que el niño, coma con placer según su apetito, que descubra el placer de los buenos sabores y la satisfacción de la saciedad.



Si reorganizamos el tiempo de la jornada, concediendo más importancia al tiempo de las "rutinas", el ambiente se volverá más amable, más tranquilo, más placentero, de intercambio y diálogo, donde el valor fundamental será el respeto por el niño. El respeto por este niño activo y competente.



Evitemos esta separación absurda, ficticia, entre rutinas y actividades pedagógicas, no forcemos e impongamos "programas", no consideremos como pesadas y duras obligaciones los cuidados higiénicos y las necesidades fisiológicas, no nos obsesionemos para realizarlas rápidamente, para tener más tiempo para educar ... todas las actividades, todos los momentos, todas las relaciones, todos los cuidados son, efectivamente, educativos.





Nuestra actitud, como educadores que acompañamos al niño en su crecimiento debe basarse en:
- Escuchar sus demandas, dando respuestas adecuadas que le aporten seguridad.
- Hablar, comunicarle lo que vamos hacer con él, utilizando palabras claras y concisas, descubriéndole a su vez lo que le estamos haciendo. Pidiéndole y no imponiéndole su participación, favoreciendo un diálogo de cooperación desde pequeño.
- Mirar, mirarle, mostrarnos atentos para señalarle que le estamos viendo, que lo tenemos en cuenta, que compartimos vivencias.
- Cogerle con manos tiernas y respetuosas, no con brusquedad, manipulándole, transportándole y tratándole como si fuera un objeto sin vida y no como a una persona.


En el día a día, nada es banal, nada es rutina sino que todo depende del valor que se dé a cada momento de la relación con el niño.



Vivamos las rutinas cotidianas con placer, concedámosles una mayor relevancia y llenemos su contenido de buena cualidad e intencionalidad educativa."







miércoles, 14 de enero de 2009

Convocatoria en Bilbao

esta es una copia de un e-mail enviado a unos cuantos. Pásalo!


Saludos:
Soy Francis Elizalde, y te escribo porque estoy coordinando la presentación del proyecto SAT para educadores en esta zona Norte.
Me dirijo a vosotros, de quienes tengo entendido que, en uno u otro momento, habeis pasado por los Protos y los SATs y habeis manifestado vuestra disposición a colaborar.
Convoco una reunión el sábado 24 de Enero, a las 10.30 de la mañana, en el IPETG de Bilbao (Alameda Rekalde, 1, entreplanta, telef. 944 233 548), en la que presentarnos, informarnos, consultarnos y asignarnos tareas.

Conseguir listados de centros; cumplimentar los requisitos oficiales para lograr incluir el Proto en los cursos de Formacion de Profesorado de Garatu; considerar cómo abordar a las comunidades adyacentes (Navarra, La Rioja, Castilla, Cantabria...); crear equipos de ayuda e intendencia para el caso en que cuajasen cursos... son otros tantos temas a encarar.

Estoy autorizado a ofrecer trabajo personal- supervisión de procesos- al grupo que vaya resultando de esta y sucesivas reuniones, como compensación a los esfuerzos y como aglutinante del grupo en sí.

Enviadme e-mail de compañeros del SAT, en fin. vale la pena correr la voz y a ver si montamos una estructura capaz y flexible: a más que seamos, menos obligaciones per cápita.. ipetgbi@euskalnet.net a nombre de francis o este mismo desde el que os escribo..
Si se te ocurren personas a quienes invitar, hazlo. Pásame direcciones Y la fecha no te fuese propicia, puedes avisarme y dejarlo para un próximo encuentro. se trata de sumar, para nada de restar...

Agradeceré cualquier sugerencia que quieras hacerme.
Un abrazo y que tengas un próspero, muy muy próspero año nuevo.


Francis.

Una práctica que propone de Salzmann


"EL PARO (también conocido como "el Parar", "el detenerme", "el STOP"), una herramienta y una necesidad para el educador.


Muchas veces al día, -por ejemplo al verme desagradable, irritado, juzgando
a los alumnos...-, cuando me veo así, practico el Parar. Entonces, les mando a hacer algo, como contar de 100 a 1, y relajo mis tensiones, me acerco a mis emociones, me tranquilizo y mi situación cambia.


Uno está atrapado por cualquier cosa: constantemente nos vemos así. Perdido, ausente; no hay nada en uno. Uno está soñando, y se defiende de la dificultad
que tiene enfrente huyendo.

Si estoy así, ¿Quién va a enfrentar la situación? Cuando estoy ausente de mí mismo, lo que domina es mi pereza, mi imaginación, mi angustia, ¡o los alumnos!

... y así es como vivimos todo el tiempo.


Por ejemplo, veo que la situación se me está yendo de las manos, que me está desbordando. ¿Qué hacer?

Para decidirlo, para poder ver con claridad la situación y abordarla de manera creativa y eficaz, necesito un momento para regresar a mí mismo, para recoger todas mis fuerzas. Necesito tranquilizarme un momento. Entonces, practico el Parar, el Detenerme, el Stop.

Me detengo. Paro todo,: mis pensamientos, mis emociones, mi agitación física. Es un paro total. ¡No respiro! Luego, suelto y concentro mi atención sobre el problema.


El Detenerme es para cortar con aquello con lo que vengo, con lo que traigo de atrás. Si cortamos con lo que preexiste, queda solo lo que hay.

En nuestro ansioso afán por dar respuesta a situaciones difíciles, llega a sucedernos que el niño, el alumno, desaparece. Pero cuando uno Para, paraliza todo, todo se relaja, la tensión cae y lo que hay ante uno es la situación real que estamos enfrentando.


Habitualmente no intentamos soltar aquellas tensiones a las que nos agarramos, pero hay que acostumbrarse a hacerlo.

De otro modo, uno nunca verá ni oirá nada.

lunes, 12 de enero de 2009

Igualito que el SAT para Educadores...


Me han prestado un libro, titulado ¡No saber es formidable!, así, con signos de admiración.

Su autora, Nathalie de Salzmann de Etievan, dice de sí misma en la Carta a los Lectores

que abre el volumen "Por otra parte, quiero subrayar aquí que mi carácter es entero, y con una marcada tendencia hacia lo categórico. Algo de eso se notará en mis palabras. Quisiera que ustedes, al leer este libro, pongan las cosas en su sitio.
Esas exageraciones o maneras absolutas de decir las cosas no revelan ninguna violencia o negatividad de parte mía, sino por el contrario, un sincero deseo por el bien de todos y una profunda convicción de que eso es posible".


Voy a entresacar fragmentos del capítulo dedicado a "cualidades que debe tener un educador"


"Ser maestro", dijo un maestro de Tai Chi Chuan, quiere decir que uno ha experimentado antes que el alumno lo que está enseñando".

¿Sobre qué nos basamos cuando le exigimos al niño ir contra su pasividad o su negatividad? ¿Tenemos acaso una vivencia reciente de lo que eso representa?
¿Cuales han sido las razones para tratar de vencer la pasividad y la negatividad en nosotros mismos? ¿Cuantas veces y cómo hemos tratado de hacerlo?


..yo no puedo ser totalmente diferente de lo que soy. Pero sí puedo tratar... y en ese tratar está mi oportunidad de aprender y comprender, mi oportunidad de abrirme a los niños y comprender sus dificultades en la misma forma que he comprendido las mías.

Cuando estamos cómodos -la mayoría del tiempo- tratamos siempre de copiar algo que una vez dió resultado, y lo hacemos de una forma mecánica. De ese modo uno propicia la desdicha de los niños y la suya propia y así el maestro no aprende nada...


Tenemos que hacer que la atención crezca en el niño. Pero necesitamos exigirnos también lo mismo y aprender a hacerlo. Si nos comprendemos a nosotros mismos, podremos entonces comprender al niño y ayudarlo. Vernos a nosotros mismos, en el acontecer de cada día, es una situación interesante. No hacerlo, no poner esa mirada sobre uno mismo, no hacer el esfuerzo necesario para dividir nuestra atención -una parte sobre nosotros y otra sobre los niños- es dejarnos convencer por el NO, es dejarnos seducir por la pasividad.

Yo estoy en la escuela para llamar a los niños a la conciencia, y para poder hacerlo yo mismo tengo que dirigirme a menudo a mi propia conciencia.


La actitud del maestro debe ser la de enfrentar las dificultades interiormente. Pero siempre huimos, nunca queremos enfrentarlas. Las dificultades nos esclavizan inmediatamente, por lo tanto, tenemos que separarnos un poco y tratar de encontrar por lo menos tres soluciones para cada dificultad. La primera viene de mi personalidad, y nunca será la correcta; la segunda es la opuesta y la tercera será la más acertada.

Partimos siempre de la exigencia a los demás y no de nuestra exigencia hacia nosotros mismos. Muchas veces les pedimos a los niños cosas que nosotros no seríamos capaces de hacer.


Uno anhela una libertad que en realidad no sabe buscar. La libertad no es hacer cualquier cosa que se me antoje. La libertad consistiría en poder liberarme de mi prisión, hecha de hábitos y costumbres que me impiden verme como soy, sin tapujos ni mentiras, y actuar de acuerdo con esa visión.

Si verdaderamente quisiéramos tratar de ocupar el sitio del maestro, aprenderíamos a ser maestros. ¡Ese tratar es nuestra posibilidad!


Los maestros debemos ser muy honestos; es imprescindible aprender a ser honestos. Generalmente llamamos "honestidad" a decirles a los demás lo que pensamos de ellos,
verter toda la basurita o venenito que tenemos adentro encima del otro. pero ser honestos
es acercarnos a nuestra propia realidad, a la verdad. Mirar nuestra incapacidad, nuestra debilidad. Cuando no podamos con algo, digámoslo; y los demás nos ayudarán.
Otro día seré yo quien ayude".


¡No saber es formidable!
Nathalie de Salzmann de Etievan.
Edit. Ganesha. 1996. Venezuela.

domingo, 11 de enero de 2009

una informacion

http://video.google.com/videoplay?docid=-8491995794623390133



en el enlace para un video titulado "Moverse en libertad", que ilustra la obra de una pediatra húngara llamada Emmi Pikler.

La editorial Narcea editó su obra, igualmente titulada "Moverse en libertad". Allí expone sus observaciones acerca de más de mil niños, provisional o definitivamente privados de sus familias, a los que acogió en la institución que ella misma creó en Budapest.

Para tener una sensación de la importancia y la validez de su trabajo, vale con relajarse y ver el vídeo. Son 20 minutos.

He sabido de esta experiencia porque aquí, en Bilbao, educadoras conmovidas y convencidas están en tratos para invitar a la actual directora del Instituto Loczy de Budapest a venir a exponer sus métodos. Estaremos al tanto y daremos blog-cuenta de lo que vaya pasando.

lunes, 5 de enero de 2009

Martín Hopenhayn 1

Martín Hopenhayn hace un comentario acerca del "Cambiar la Educación para cambiar el mundo", de Claudio Naranjo. Ahí van unos extractos: -


La educación del intelecto,

Lo que plantea Claudio Naranjo es condensar el Curriculum tradicional
mas bien con una ética de economía de recursos y tiempo de los estudiantes
para que puedan consagrar más tiempo y energía a otras dimensiones de
la educación.

Tenemos tecnologías audiovisuales, de Internet, etc. que permiten hacer esa especie de economía de tiempo. Dice Claudio "dar un espacio limitado a las materias que actualmente conforman el curriculum: en realidad, la mayor parte de cuanto aprendemos, lo aprendemos fuera del entorno escolar.
Condensar buena parte de cuanto hoy en día se hace en las escuelas y hacer sitio en ellas a personas que han estado ocupándose de su propio y mas elevado desarrollo interior.
Gente metida en el creciente movimiento experiencial terapeútico y espiritual que
florece a nuestro alrededor. En Educación Transpersonal o Espiritual, en el desmonoramiento
del Ego, en el trascender el propio caracter, el relacionarse con el otro trascendiendo ese caracter. Algo sin dogmas, utilizando para la educación espiritual las distintas tradiciones espirituales, incluso, ¿por qué no?, de manera experimental por parte de los alumnos.


Aquí él usa una metáfora que se utiliza mucho en inglés : cuando hemos pasado a una
educación secularizada respecto a la tradicional educación cristiana o
católica "tiramos al bebé con el agua", ¿no es cierto? por el agujero de la
tina. Es decir nos olvidamos de lo espiritual , en vez de presentar lo espiritual
entendido en eun sentido de la la diversidad de tradiciones que pueden enriquecernos.



El último punto, -porque ya me estoy alargando mucho-, es para todo esto,
para esta gran trasformación, la cuestión es :Quién educa a los
educadores? O ¿como educar a los educadores?
Porque, al final, la educación
son cinco o seis horas al día, dentro de una sala de clase, hay un profesor hablando o
dirigiendo la orquesta.


Y allí es donde Claudio Naranjo ofrece como aporte la propia experiencia de tantos años
en el SAT, en este sistema, que podría tener su aplicación y que en Chile tuvo un "veranito
de San Juan", cuando la ex ministra Mariana Edwin, le dio el espacio a Claudio para realmente educar a los educadores.

Ello a fin de que las escuelas puedan internalizar un Currículum de autoconocimiento
de reeducación interpersonal y de cultivo espiritual. Como dice Nicole Dieschbag en su
prefacio al libro, se trata de promover la capacidad de trabajar en el terreno fronterizo entre
lo terapeútico y lo didáctico, o mas aún, la nueva educación une la pedagogía, lo terapeútico
ylo terapeútico a la espiritualidad.

Según el autor, están los recursos humanos y el conocimiento para ello.
Pero, y cito, "lo que se echa de menos en las escuelas de educadores hoy en
día es la capacidad de dotar a los maestros y profesores de toda una serie
de habilidades y conocimientos en el ámbito terapeútico y espiritual,
cuando en mi opinión, dice Claudio, resultaría relativamente poco costoso
incluir estas enseñanzas en los programas respectivos.

Para terminar, frente a todo esto cabria evocar, no a San Juan de la Cruz,
y con esto termino, sino a Jorge Manrique en el comienzo a las coplas a la
muerte de su padre. Con la necesidad de un nuevo despertar parafraseando
lo que se con certeza, que Claudio Naranjo también ha parafraseado mas
de una vez.

"Recuerde el alma dormida
avive el seso y despierte..."

De Martin Hopenheyn podemos saber en http://www.nordan.com.uy/autores/hopenhayn_martin.html

Y podemos ver un vídeo de 90 minutos donde establece un diálogo entre educadores, pensadores, filósofos, mano a mano con Fernando Savater. En