lunes, 26 de enero de 2009

Un poco de diálogo -1


Gestión de emociones en el aula.

No todo el mundo atribuye a las emociones un valor tal que merezcan ser destacadas o tenidas especialmente en cuenta. Pero cuando decimos “gestión” de las emociones es porque estamos reconociendo su presencia y su interés . Ahora bien,

* Se dan, pero ¿en quién?
Se dan, indudablemente, entre los alumnos. Y se dan, igualmente, entre los profesores.
*Se dan, pero ¿Cuáles?
No hay dos autores que coincidan en cuales sean las emociones universales. Pero podemos agruparlas en dos familias. La una, la de las emociones de satisfacción (llamadas a veces emociones “positivas”) como la alegría, la confianza, la seguridad, la atracción, el sosiego, el interés. La otra, la de las emociones de desagrado (llamadas a veces emociones “negativas”), como el miedo, la ira, la culpa, la envidia, la vergüenza, el resentimiento, el desasosiego.

*¿Cómo hemos de hacer para gestionar las emociones de los alumnos?
Tal y como hacemos para gestionar las nuestras.

*Pero, ¿hacemos nosotros una buena gestión de nuestras emociones?
Eso solo se responde mirando los resultados que obtenemos. Si al cabo de la tarea sentimos el cansancio proporcional a nuestro desempeño y tenemos la mente limpia y presta para lo siguiente, hemos hecho una gestión eficaz. Si no sentimos ese cansancio, o sentimos más fatiga de la cuenta, y tenemos en la mente deudas pendientes con el pasado o con el futuro, es que podemos mejorar nuestra gestión.


*¿Cómo influye una gestión deficiente de nuestras emociones en nuestra vida y en nuestro desempeño laboral?
De la misma manera que una deficiente gestión de nuestra capacidad de razonar nos lleva a errores que nos llevan a disgustos que nos llevan a conflictos interpersonales que nos llevan a desgaste, stress y depresión. De la misma manera que una deficiente gestión de nuestros recursos físicos nos lleva a sobreexcitación o fatiga, que nos llevan a imprecisiones, precipitaciones y esfuerzos inadecuados, que nos llevan a malhumores y culpas, que nos llevan a conflictos interpersonales… De la misma manera, el funcionamiento emocional es una dimensión intrínseca a las distintas situaciones, y su gestión deficiente compromete las dimensiones intrapersonales y las interpersonales.

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