miércoles, 14 de enero de 2009

Una práctica que propone de Salzmann


"EL PARO (también conocido como "el Parar", "el detenerme", "el STOP"), una herramienta y una necesidad para el educador.


Muchas veces al día, -por ejemplo al verme desagradable, irritado, juzgando
a los alumnos...-, cuando me veo así, practico el Parar. Entonces, les mando a hacer algo, como contar de 100 a 1, y relajo mis tensiones, me acerco a mis emociones, me tranquilizo y mi situación cambia.


Uno está atrapado por cualquier cosa: constantemente nos vemos así. Perdido, ausente; no hay nada en uno. Uno está soñando, y se defiende de la dificultad
que tiene enfrente huyendo.

Si estoy así, ¿Quién va a enfrentar la situación? Cuando estoy ausente de mí mismo, lo que domina es mi pereza, mi imaginación, mi angustia, ¡o los alumnos!

... y así es como vivimos todo el tiempo.


Por ejemplo, veo que la situación se me está yendo de las manos, que me está desbordando. ¿Qué hacer?

Para decidirlo, para poder ver con claridad la situación y abordarla de manera creativa y eficaz, necesito un momento para regresar a mí mismo, para recoger todas mis fuerzas. Necesito tranquilizarme un momento. Entonces, practico el Parar, el Detenerme, el Stop.

Me detengo. Paro todo,: mis pensamientos, mis emociones, mi agitación física. Es un paro total. ¡No respiro! Luego, suelto y concentro mi atención sobre el problema.


El Detenerme es para cortar con aquello con lo que vengo, con lo que traigo de atrás. Si cortamos con lo que preexiste, queda solo lo que hay.

En nuestro ansioso afán por dar respuesta a situaciones difíciles, llega a sucedernos que el niño, el alumno, desaparece. Pero cuando uno Para, paraliza todo, todo se relaja, la tensión cae y lo que hay ante uno es la situación real que estamos enfrentando.


Habitualmente no intentamos soltar aquellas tensiones a las que nos agarramos, pero hay que acostumbrarse a hacerlo.

De otro modo, uno nunca verá ni oirá nada.

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