sábado, 29 de enero de 2011

La locura lo cura II


Ediciones La Llave presenta ahora la quinta edición de La locura lo cura, única obra publicada de guillermo Borja.
Que un diamante en bruto como este haya alcanzado su quinta edición, ¡es una buena noticia!

La primera edición brotó cuando él descansaba ya en la tierra, en otoño de 1955.  Dieciseis años después, con prólogo nuevo y revisión del texto, aparece esta quinta reimpresión, segunda edición.

"La locura lo cura"  tiene por subtítulo "Manifiesto psicoterapeútico" ,y eso le emparenta con otros  Manifiestos comunistas: surrealistas, futuristas. Un manifiesto declama una declaración de intenciones que delimita firmemente una praxis.

No siendo un libro de aforismos, escuchemos algunos de los que contiene:
"Cuando un terapeuta es un mal terapeuta es porque no es persona
"La norma de la vida es ser... anormal.
"Quien vuelve crónico al paciente: ese es el mal terapeuta
"Los terapeutas estamos para acortar caminos que fueron largos para nosotros
 "Aquí, el que no se aclara, repite".

Tal y como su vida, su libro es breve, condensado y claro. Habla de qué sucede en terapia: en el terapeuta, en el paciente y entre ambos. Es decir: nada dice acerca de qué se supone que debería ocurrir: cuenta qué es lo que verdaderamente sucede, y avisa de los errores comunes que hacen encallar el proceso. Todos y cada uno de estos errores tiene un antídoto, y solo uno: la autenticidad. En el terapeuta, en el paciente y entre ambos. La autenticidad por sí misma y como vía a la salud es el tema central del libro.
Un terapeuta, en su empeño por ser auténtico...
                                                                      .+.- (... pero ¿qué significa que se "empeñe en ser auténtico"? Ser auténtico, ¿no es ser simplemente como uno es? ¿Es que se puede "no ser auténtico"?)
*- ¡Ah!, dice Borja, uno es auténtico cuando se asume plenamente. Cuando conoce, acepta y expresa sus contradiciones tanto como sus más apreciados dones. Eso, desde luego, solo se logra empeñándose... en fin: en su empeño por ser auténtico, muestra su realidad, y así, la realidad; y el paciente enfrenta una verdad con su falsía neurótica; y tiene la opción de cambiar.
Toda terapia sana a ambos. "La salud no es una meta: es una actitud".

. Para mejor decir lo que dice, cuenta en el libro su propia locura, es decir, su forma de ser. Memo expresaba la vida con gran intensidad. Su manera de trabajar comenzaba en la sala y seguía en la calle, compartiendo las comidas y las cenas, charlando interminablemente con quienes querían seguir con él. Era generoso con su presencia y reservado con sus periodos de intimidad. Activo, chispeante, certero, siempre dispuesto. Bravo, retador, tierno, irónico, triste, melancólico, enamorado, trabajando, haciéndose presente una y otra vez. Dejaba ver sus tendencias, respondía a lo que prometía, aceptaba el nuevo día como una bendición.
Así que el libro es un manifiesto , y un catálogo de formas concretas de intervención terapeútica, y un retrato de Guillermo Borja, . También tiene mucho de crónica de un tiempo casi remoto, que en los últimos quince años muchas cosas han cambiado. El lector verá enseguida a qué me refiero, porque formas de abordaje que en su día originaron polémicas muy sonoras son, al dia de hoy, sencillamente inviables. Las sustancias enteógenas, que aprendió a manejar junto a Roquet y otros, todavía no habían sido condenadas con el rigor inquisitorial de hoy, lo mismo que ciertos grados de intimidad terapeuta-pacientes que hoy llevarían a la proscripción profesional a quien se atreviese tan solo a sugerirlos. Yo considero que este infausto involucionismo le sienta bien -lo que son las cosas- al libro, porque deja al descubierto los aspectos esenciales, inamovibles, el verdadero mensaje de este Manifiesto, inadvertido a veces entre el ruido orquestado en torno a algunos hitos biográficos de Memo.



Reviso entre mis libros por ver qué lugar le corresponde a este libro aqnómalo, y enseguida lo encuentro:  junto a  El don de la Terapia, de I.Yalom; El arte de escuchar, de E. Fromm; Autoanálisis y Ültimas conferencias, de Karen Horney de K. Horney;  La vieja y novísima Gestalt, de C. Naranjo; Dentro y fuera del tarro de la basura de F. Perls;... Son todos ellos libros que abordan el cómo,  las características que necesitan los cimientos para que el edificio de la psicoterapia se sostenga y sirva a sus verdaderos fines.
Muchos otros  libros discuten y proclaman las ventajas de tales o cuales abordajes psicoterapeúticos; pero cuando uno lee uno de los antes citados, entiende enseguida que esas cuatro cosas que cuentan y repiten artistas de la terapia en su apogeo son de tal calibre que valen para cualquier abordaje sin distinción, y además que,  o uno las piensa y las repiensa, o es imposible que, hablando llanamente, se entere de nada.

Los diferentes estilos de psicoterapia, dice Borja, no son mas que diferentes tipos de patología. Los creadores de cada escuela -Freud, Reich, Moreno, Perls- fueron individuos que en su propia vida y en su desempeño profesional reconocieron su propia enfermedad y ,comprometiéndose en un proceso de cambio personal, dieron con una vía eficaz para su propósito. Eso y no otra cosa fué lo que les llevó a comprender que aquello que había funcionado para ellos, podía funcionar para otros. Las escuelas de psicoterapia, las descubrieron neuróticos, "locos".

Por eso está bien dominar una técnica, haber tenido una sólida formación intelectual, pero a partir de cierto momento el terapeuta debe arriesgarse a soltar la técnica y apoyarse en sí mismo. Nadie cura por la técnica que maneja. La gracia es uno. La gracia de los grandes terapeutas ha sido ser ellos mismos.

 

3 comentarios:

sergio dijo...

Gracias Francis por tu siempre dedicación a la vida y obra de Memo, siento tu respeto y amor hacia él y eso me conmueve, más en este tiempo de egotismo y ombligismo.Un gran abrazo, Sergio

francis dijo...

me conmueve esto que me has dicho. Siempre que salgo a torear a la plaza -a trabajar, quiero decir- pongo la mirada de Memo sobre mi y no me consiento defraudar a quien tanto me dió y me enseñó. De Memo ya ni me acuerdo: vive conmigo y ya está.

A ver si en estoas notas acierto a presentarle como él se merece...
Un abrazo
francis

Francis dijo...

Una cosa, Sergio: Tu tienes alguna foto de Memo, que se pueda enviarme en digital? parece mentira la penuria de fotos suyas... me apetecería inundar la web con su planta... Si tienes, o puedes, o sabes, yo feliz