sábado, 25 de octubre de 2008

EDUCAR PARA SER: ¿UN PROYECTO UTÓPICO? -3

- LA COMUNICACIÓN


Todos los momentos organizativos (claustros, tutorías, ciclos, fiestas, etc.) deben poseer las cualidades necesarias para que se produzca la comunicación.

Pensamos que no es posible una buena comunicación si no hay un conocerse e incluso un autoconocerse. Por lo tanto será prioritario en esta escuela organizar todos los grupos humanos, actividades y contenidos a favor de las personas que lo integran y a las que va dirigido, y no por encima de ellas
La comunicación no puede limitarse a la transmisión de conocimientos: consideramos importante escuchar y atender cómo actúa, siente y piensa la persona que tenemos delante.


Para esto será imprescindible tener en cuenta las personalidades y circunstancias de cada uno.



La organización tendrá que dar continuas posibilidades a la expresión en sus diferentes modalidades, a la revisión continua de lo pactado, a la creación de tiempos en los que será posible la escucha de uno mismo y del otro, para poder llegar a un acuerdo que permita crecer.
La interacción y el trabajo en equipo permitirá que aparezcan las diferencias e incluso algunos conflictos; consideraremos esas situaciones como momentos privilegiados para aprender a expresarnos, a escuchar, a ceder, a colaborar, a respetarnos, a elaborar pactos …


La legislación vigente ya marca unos objetivos e incluso unos contenidos que nos vendrán dados como obligatorios. Nuestra habilidad consistirá en que sepamos ampliar, adaptar y buscar los recursos suficientes para que todo se pueda alcanzar pero enriqueciéndonos y aceptando a las personas que tendremos al lado.


.- LA ACTITUD:





“Presencia, presentar la esencia, estar presente”
No nos planteamos partir de cero, borrar todo lo anterior o anular lo que hay, sino todo lo contrario, una escuela donde siempre se tenga en cuenta el momento presente que se esté viviendo.


Cada grupo de alumnos vendrá marcado por sus características diferenciadas; cada día es distinto al anterior; cada forma de vivir la experiencia será diferente. Esto dará lugar a que haya que estar atentos al presente continuo, tarea difícil pero necesaria si no queremos perdernos lo que de todas formas seguirá existiendo aunque nos empeñemos en ignorarlo.


Una escuela en permanente actitud hacia lo que hay. Esto nos llevara a estar en una permanente conciencia de lo que ocurre en cada momento, dentro y fuera, en el educador y en cada niñ@, para adaptar los contenidos y las actividades.

La conciencia es algo que se adormece fácilmente con la rutina, con métodos repetitivos y nada creativos, con normativas coercitivas y de sumisión,….será necesario una formación permanente que mantenga siempre afilada esta actitud.
La conciencia será algo a ejercitar y a contemplar en los grandes temas programáticos o en los pequeños detalles de un recreo.

Es pues necesaria una actitud abierta, comprensiva y generosa ante el otro y ante los acontecimientos, que diga: ¡hola, estás ahí frente a mí, te conozco, te respeto; yo también quiero que me conozcas, a ver si me puedes aceptar para que juntos podamos hacer algo maravilloso!

Como profesionales, como personas que queremos estar a estos niveles de conciencia, atención y responsabilidad, no nos queda más remedio que estar en continua formación y crecimiento personal.

Nos planteamos dos niveles en la formación: individual y como equipo docente. En el nivel de equipo creemos importante la existencia de personas externas que puedan asesorarnos en la dinámica del grupo y los conflictos que surjan, en la organización y funcionamiento, en técnicas y metodología,…

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