jueves, 13 de diciembre de 2007

CHAVALES CON Claudio .- 1

"¿Qué hacemos aquí?" por El Puig

Charla coloquio con el doctor Claudio Naranjo :¿Qué hacemos aquí?

El pasado 28 de noviembre tuvimos el orgullo de recibir, en el salón de actos de nuestro instituto, una conferencia coloquio ofrecida por Claudio Naranjo.
Aunque la exposición se titulaba “¿Qué hacemos aquí?”, a lo largo de casi dos horas recorrimos una serie de temas con un denominador común que a simple vista nos parecía imperceptible.

Inauguramos la ponencia con la opinión que expuso un alumno que concebía la vida como un tiempo en el que buscar placer y divertirse. El problema de esta tesis llega cuando se alcanza la madurez (a los 35 años aproximadamente). El individuo se percata entonces de que toda su vida ha sido la búsqueda del cumplimiento de sus sueños adolescentes, regidos por una satisfacción momentánea, pero no duradera, que es lo que llamamos "placer".
Podríamos cambiar esa palabra por "poder" al referirnos, por ejemplo, a Napoleón, personaje ambicioso de poder allá donde los haya. Quizás nos parezca éste un personaje muy lejano en el tiempo, demasiado ajeno a nosotros, pero no lo es. Actualmente nuestra sociedad está formada por miles de millones de personas atrapadas por las leyes del mercado, con la ambición económica como pilar fundamental de su existencia.
Creen estas personas que únicamente el dinero las llevará a la felicidad de su existencia. Ése es el principal síntoma de la carencia de armonía de nuestro ser. Algunos pensadores atribuyen esta desolación interior al surgimiento de la civilización, culpable de la caída del hombre y de su destrucción masiva (guerras…). Aun así, otros muchos lo consideran un gran progreso. Lo que a nadie le pasa por alto ni admite discusión es la gran cantidad de problemas de naturaleza plurifacética que tiene el mundo. La única forma de solucionarlos radica en el carácter de la educación.



Hoy en día la enseñanza se concibe como un proceso de traspaso de información y conocimientos, cuando debería ocuparse íntegramente de desarrollar las capacidades tanto intelectuales como afectivas. Salta a la vista que esto supondría cambiar el rumbo
de la historia, significaría una reforma titánica de la conciencia que no todo el mundo
está dispuesto a integrar en su personalidad.

Laia Bes (2º de bachillerato)

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