"Yo no veo cómo se puede transformar la educación sin tocar la intimidad, la conciencia de los educadores:
no a través de palabras, no a través de planteamientos espirituales
sino a través de una experiencia viva.
La formación de educadores es la clave.
La transformación tiene que abarcar más allá del currículum;
tiene que abarcar una redefinición de los fines de la educación,
que hasta ahora es más “enseñanza” que “educación”.
Me refiero a que se piensa que enseñar a leer y escribir sea educación;
ya se ha perdido incluso
la noción de que son meramente medios
y que el objetivo de la educación tiene que ver con la persona entera,
con llegar a ser seres completos.
De modo que me parece que a lo que puedo aspirar yo
es a tocar profundamente a una minoría de educadores
para que ellos sean luego un fermento
que vaya luego a afectar el sistema".
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