viernes, 22 de febrero de 2008

YO FUI ADOLESCENTE

EMOCIONES EN LA ADOLESCENCIA

Cuando el espíritu está a punto, y la psique en plena disposición, es grande la riqueza de los sentimientos y la multitud de los deseos, lo cual ocurre en la adolescencia. El demiurgo que piensa y trae la reflexión, el demiurgo que se emociona y trae el éxtasis; el demiurgo que hace
y trae la obra; el demiurgo que contemplqa y trae el recogimiento; el demiurgo que protesta y trae la queja. Todas estas comparecencias parecen pugnar por habitar la estructura del adolescente, llevando al ánimo gran número de sentires e inpulsos, porque la voluntad
se pone en situación de colaborar y ser arrastrada por todo lo nuevo.
.......
Melancolía diferida, alegría sin causa, ternura sin estímulo, feliz ensimismamiento, feliz entusiasmo, sensación de espera, tenue ensueño, visión de claros espacios, lenta recreación.
He aquí algunos de los sentimientos gozados en la adolescencia, amén de oTros más indefinidos, que apenas pueden ser investigados ni descritos.

Sentimientos producidos por la presencia de objetos inanimados, por el transparente aire,
por el sol de otoño, por la humead del campo, por el verde del bosque, por el brillo de la piedra. Sentimientos ante el ingenuo día, la densa noche, la graciosa mañana, la pacífica tarde. Sentimientos nacidos de contemplar la estampa de la mujer, el movimiento de sus piernas, su diverso andar, su modo de hablar, su mirar y su mundo todo, tan particular frente al del muchacho… Sentimientos aparecidos al comulgar con el tiempo, segundo a segundo, hasta hacer fundir el ánimo con los instantes, como madeja que se devana continua y sin parar, suave y silenciosa…. Sentimientos advertidos al pretender objetivizar y aprender el propio yo, que fluye con el humo, desvaneciéndose, o como las partículas del radio, de manera perenne y eterna, jamás detenida. Sentimientos revelados en el intento de descubrir, en una introspección,
la fuente interior de uno mismo, la idea que regula todas las ideas del yo,
y la emoción que determina todas las emociones, matrices nunca halladas.


Sagrados sentimientos de indecible afecto hacia los padres y personas particularmente amadas, por compartir el mismo rincón, el suceso de la vida. Misteriosos sentimientos del ser en soledad; sentimientos que formulan preguntas, como si en lo más profundo, la emoción fuera
igual al intelecto y, por tanto, capaz de representarse el mundo, juzgar y concluir. ¿No os ha ocurrido en ocasiones, sentir llegar a la mente una cuestión, originada en un lugar más hondo,
a la manera de un cuerpo que surgiera del fondo y flotara sobre la superficie de unas aguas?


A cada uno de aquellos sentimientos correspondía un deseo igualmente indefinido e indecible. Voluntad de existir lentamente, habitar el descontento, poseer norma, tener criterio,
saber el camino, desvelar lo vedado, escuchar y estar en paz. Voluntad de apurar la mañana,
la tarde, el día y la noche. .. Voluntad de apartamiento y voluntad de compañía:
deseo de sucesos. ¡Multitud de inenarrables deseos!

Miguel Espinosa: ASKLEPIOS. Edit. Siruela, 2005

1 comentario:

Anónimo dijo...

Llegará un día en que en vez de tener un blog aquí de sueños y libros... otro aquí de... otro allá de... aquel que tuviste por... Llega un día en que lo coges todo... desde tu primera papilla virtual y no virtual y haces algo con ello. A lo mejor en tu caso no. No lo sé... a lo mejor todo está condenado a desaparecer antes o después ;)
María.

Para tus estadísticas... yo dejé de ver la televisión hace diez años.

Pero documentales no del todo. Y ahora sí soy usuaria de esa opción.
Mientras como y ceno... suelo hacerlo despacio y con eso.