jueves, 22 de abril de 2010

comentario al "burocratés" II II



El artículo acerca del Burocratés, motivó varias respuestas, que se pueden encontrar en la sección de "comentario", al pié del propio artículo. A fin de que sean más accesibles, las estoy editando un poco a mi manera: primero, la carta por alusiones de Anna vera, y ahora una selección de lo demás. Allá vamos:


Querido Claudio;

Soy uno de los observadores del citado curso, y estoy muy sorprendido por tu reacción a una de las propuestas surgidas de la reunión de valoración del curso, semejante a otras opiniones, a mi humilde entender desproporcionadas y dura-condescendientes. Ciertamente la expresión “adaptar al lenguaje pedagógico” fue desafortunada por imprecisa o inadecuada, y sorprendentemente cubrió de una espesa niebla dicha reunión y no dejo a los asistentes ver mas allá de un palmo de nuestras respectivas narices. Lo que yo intentaba decir es que podía ser útil para los asistentes, -educadores en este caso- adaptar los contenidos del curso a la practica en el aula para facilitar la comprensión y la identificación con los términos, que como bien dices pueden resultar extraños o poco habituales en su practica diaria.

Aprovechado el ejemplo del Amor, no se trata de traducir al “Burocratés” la palabra, sino de ponerla en un contexto especifico que en este caso es el del aula. El “Gestaltés” puede ser fácilmente integrado, aplicado y entendible si lo contextualizamos. ¿Que problema hay en hablar-trabajar del Amor en el aula o en el centro escolar? ¿que problema tenemos con la flexibilidad? No hay que romper nada, sino adaptarnos al contexto en el que queremos ser escuchados y entendidos. Amar en primera instancia y confiemos en que desde ahí el solito sera capaz de Amar también a sus vecinos a sus hijos a su familia y a todo lo que le rodea, porque estoy convencido de que cuando la luz del Amor entra en nuestra casa ya no hay quien la oscurezca. Que mas da por qué ventana entre.

Resumiendo: El Amor es el Amor y estoy de acuerdo con que no se tiene que ir con eufemismos y esta genial llamar a las cosas por su nombre; simplemente vayamos a la escuela con todo nuestro amor.


Saludos. Empiezo a escribir este texto con decepción (y miedo, también). Tengo relación directa con las personas que han organizado y observado este curso de “Educar per obrir el cor” y soy profesora de secundaria. He visto la valoración del curso por parte de los asistentes y me ha llegado la sensación de apertura y de entrega al aprendizaje y al autoconocimiento. Por otro lado he visto el abandono del curso y la incomprensión de algunas actividades, no por ser malas propuestas ni mal planteadas sino por desconocimiento del objetivo a trabajar y por el alejamiento del lenguaje (entre otras cosas, claro).


No hace falta hablar más de la ignorancia del colectivo educador en lo que se refiere a procesos de desarrollo personal, en la poca consciencia de la responsabilidad que tenemos con nuestros alumnos y con nosotros mismos, en la poca formación en general y en la prepotencia que nos caracteriza al defendernos de nuestra ignorancia haciendo como si “ésto ya lo sabemos”. Yo he escrito en este mismo blog sobre el asunto. Estoy decepcionada con lo que leo en la carta de la traducción de las formulaciones terapéuticas al lenguaje pedagógico. No sé en que comentarios o informaciones se apoya la idea de la necesidad de esa traducción. La justificación o explicación de porqué no se debe “traducir” (aún compartiendo que no hay que traducir nada) me parece pobre, y de un nivel que no corresponde a la categoría de una persona del peso y de la autoridad que tiene Claudio Naranjo entre los educadores que hemos estado en el programa SAT. Me parece que se da por sentado que los educadores pedimos ésa traducción; pero las personas que estamos alrededor de este curso no hemos hecho esta demanda. Lo que nos interesa es que el programa SAT o cualquier otro tipo de formación despierte en el colectivo educativo una posibilidad de mirar distinto y verse a él mismo y a lo que le rodea (alumnos, familias, y el mundo en general) de una forma más responsable y comprometida. Yo pienso que la distancia entre las formulaciones terapéuticas y el lenguaje pedagógico, a menudo, es demasiado grande lo que no significa que haya que “traducir” a ningún lenguaje burocratés. Lo que propongo es un acercamiento de los dos “pequeños mundos”. Tan grave es cerrarse en el lenguaje terapéutico como en el lenguaje pedagógico y con la base del Amor habrá seguro formas compartidas que no sean necesariamente un acomodamiento en el sitio del educador. Todas las personas nos acercamos al desarrollo personal desde lugares distintos, nos une la motivación para aprender y mejorar pero también hay etapas de miedo y de inseguridad que luego nos llevamos al aula: ¿Qué problema hay en empezar planteando propuestas a partir de escenas en el aula?


¿Qué problema hay en hablar de responsabilidad para mejorar y no de culpabilidad por ser
como eres?


Me cuesta mucho imaginar que las formulaciones terapéuticas basadas en el Amor no puedan encontrar puntos de encuentro con el lenguaje pedagógico. Se me ocurre pensar que quizás, a quienes hayan diseñado el curso y las propuestas no les importe si están trabajando con educadores o con otros colectivos ;y que haya poco interés en el acercamiento por acomodamiento a “lo terapéutico”.


Estaría de acuerdo en que según el objetivo a conseguir habrá que acercar o no, adaptar o no los distintos “mundos” y que mejor no generalizar pero en este caso hablamos de un curso concreto y de unas valoraciones concretas.


Un abrazo,N.B.






Anónimo dijo...
... yo creo -que las creencias son libres- que Claudio aprovechó que el Pisuerga pasaba por Badalona para decir cosas que llevaba tiempo con ganas de decir; y no referidas solamente a la problemática con la educación, sino a los males del mundo en general; a los eficacísimos filtros burocráticos y seudocientíficos y ortodoxísimos y etecé etecé con los que él, como cualquiera que señala grietas estructurales severas, ve refrenados sus esfuerzos por hacer luz en medio de tanto caos.

Si lo descontextualizas un poco y lo pasas, es un suponer, al terreno de la psicología -donde, por ejemplo, el concepto mismo de "neurosis" está siendo expulsado de los conceptos "respetables" para ser sustituido por el muy orondamente burocrático de Trastornos, con su manualito de diagnosis indisolublemente unido-, entenderás lo que quiero decir; y como eso, mil muestras más de lo activamente que se amputan todas y cada una de las propuestas que quieren solamente decir que el Emperador está desnudo!... "que sí, que sí..., pero no se dice desnudo... sino que revestido de su adanidad esencial, y que por triplicado y con el certificado de grado de una universidad católica2, qué sé yo... a mi más me suena a esto que a nada.

Y eso seguramente ya lo dijo, qué sé yo, Johnatan Swift en el Gulliver, pero merece ser dicho en cada generación mientras dure la cosa...me parece a mí...


hablar de amor dónde no hay amor?

Hablando de lo que hay. Es decir, de su CARENCIA y de cómo ésta perjudica a la Educación en el amor. Me parece con un lenguaje que predominen más las imagenes (más abierto al inconsciente -no sólo personal sino también colectivo-). Algo así como el Charles Chaplin con TIEMPOS MODERNOS que tanta luz dió al ANIMAL DE LA PRODUCTIVIDAD; aunque puesto al día, con relación a las dificultades que se experimentas/encuentran los profesores que llevan un trabajo transformacional con esa máquina, esa burocrácia, como viven esa caída los angelitos niños.. Cómo una obra de teatro, de cine, de documental... que alterne el sentido del humor (el poderse reir de lo vendido del alma al diablo) con toques de trágico (de la tragedia de todo eso). ¿O acaso no se empieza en el SAT por trabajar la pasión para poder acercarnos a la virtud? ¿Porque tendríamos que acercarnos a lo pedagógico desde primero la virtud (como el amor) y no desde sus pasiones?









No hay comentarios: