viernes, 12 de marzo de 2010

Habla una Maestra de tiza 1

Por tercera persona (Gracias, Tercera Persona!), nos llega el testimonio de "Anónimo Maestra de Tiza", , una profesional de la enseñanza a la que, para salvaguardar la intimidad, hemos asignado un avatar al que llamamos .... ¡Muchísimas gracias, ...!

Como es a) extenso, y b) laudatorio para con las cosas a las que este Blog sirve, lo daremos en cachitos. Mejor para los lectores y más tolerable para la natural modestia de estas páginas. Ahí va el primero:


VIAJE A ITACA DE UNA MAESTRA DE TIZA: (Mi proceso de transformación como profesora a través del proceso SAT):

Tengo 48 años, primero hice magisterio, después, con 21 años hice psicología en la Universidad de Bellaterra. Allí solo me dieron conocimientos teóricos; yo decía que "me habían dado un titulo de psicóloga". Pero en realidad no sabía nada de mí; solo leía, comprendía y memorizaba, e incluso, desde la prepotencia, me creía con derecho de poder analizar al otro porque había un titulo que me legalizaba para ello. Aprobé las oposiciones por la especialidad de educación especial. Trabaje durante siete años como psicóloga en un equipo psicopedagógico de educación y hace 14 años aprobé otra oposición para dar clases en ciclos formativos de grado superior de animación sociocultural y educación infantil.

Como psicóloga de los equipos psicopedagógicos, focalizaba mi atención en el alumno con dificultades, en la familia del alumno con dificultades y sobre todo focalizaba mi mirada en el profesor , al que en algunas ocasiones le hacía responsable de asuntos que no eran suyos. No le miraba a él : miraba su dificultad para no poder conectar con la necesidad del alumno con problemas, creía que un profesor era un profesional que podía con todo, que tenía el deber , la obligación y la responsabilidad de dar respuesta a las necesidades del niño. Un profesor omnipotente y sabio, sin vida personal, sin historia previa y sin dificultades personales solo un profesional que sabe dar respuesta. No hace falta que cuente mi sobredosis de frustración mis disculpas más profundas a todos esos profesores y profesoras por aquella ceguera!). Yo no podía hacer otra cosa, porque es verdad que tenia títulos académicos y curriculum profesional que me legitimaba, pero... yo no me veía a mí, y por lo tanto, no podía ver al otro. Solo sabía teoría.

El destino quiso que probara de mi propia medicina, que aprobara otras oposiciones que me llevaron a maestra de tiza en ciclos formativos donde sigo trabajando en la actualidad, llevo catorce años , ahora ya se cual es la realidad del aula, ahora me inclino profundamente ante cualquier persona capaz de asumir el rol de maestro/a del ciclo que sea, del curso que sea, con la edad que sea y en el contexto que sea.


No hace falta que comente cuan confusa es la sociedad actual, y como los soldados que estamos en el frente de este tipo de sociedad confusa y sin motivación por el aprendizaje y la reflexión personal y académica somos los maestros.

Mi trayectoria como maestra de tiza a lo largo de estos catorce años ha sido satisfactoria: disfruto en el aula, me gusta el barro y me gustan los grupos- Me sigue sorprendiendo cada año cómo es cada alumno y como el grupo es diferente a la suma de los miembros, y como cada grupo, cada año se configura de forma diferente. Hay grupos más amorosos, grupos con dificultades, grupos que se enfrentan a la autoridad, grupos más dóciles … bueno todo esto lo vives tu como yo -si el que está leyendo esto es un maestro/a.-
En el año 2000 con cuarenta años, inicio en Madrid la formación en terapia gestalt con Paco Peñarrubia. Después de tanta formación , es la primera vez que encuentro respuesta a lo que había buscado toda la vida. Fue la primera vez que vivencié , que experimenté, que me cuestioné a mi misma. Aquello fué el inicio de mi “conócete a ti misma”. Paralelamente, yo entraba a trabajar en clase de forma diferente, porque empezaba a mirarme a mí y porque empezaba a ver al otro.

Hace cinco años inicie el programa SAT, y este proceso fue el Eureka, la llave que abre puertas hasta entonces desconocidas. El SAT no es una varita mágica, no es un recetario de cocina con las estrategias y herramientas para utilizar directamente en el aula. No trata de metodología, no da actividades, ni explica "como mantener la autoridad en el aula sin caer en el autoritarismo". El proceso SAT, un proceso a corto y largo plazo sin varita mágica, te ayuda a verte a ti misma,-¡esa gran desconocida!-, tu lado más oscuro y tu lado más luminoso; a conocer tu carácter, la fijación que de forma no consciente te condiciona como persona y como profesional , En definitiva: a ponerle palabra, atravesar y aceptar tu parte robótica, y no desde los libros, que hay muchos, sino de forma experimental y vivencial.

Los maestros sabemos bien que : “el alumno aprende de lo que hace , lo que experimenta y lo que manipula, no de lo que memoriza”, Pues eso es el SAT ; un proceso vivencial de conocimiento personal , o dicho de otro modo, saber quién soy yo, y como me gestiono con mi parte más nuclear que tanto condiciona mi forma de ser , de estar y de ver el mundo, mi forma de ser maestra.

Y, claro la consecuencia es muy potente: en tanto en cuanto más me conozco a mí y más me curro mi carácter , mi disposición para ver al otro cambia totalmente. Y aquí está el gran secreto del SAT. “ser maestra es ser persona, y ser persona significa que te curras a nivel personal” . Parece tan simple, y ¡es tan complejo! Resulta que no hay fórmulas mágicas para el aula. La clave está en que el maestro inicie un camino de transformación personal. Y cuando ese camino se empieza , notas que entras al aula de forma diferente; los alumnos lo perciben; se crea un clima diferente.

Sabes que es importante primero crear grupo, confianza, vinculo. El alumno siente tu presencia ,tu disponibilidad y la calidad de tu escucha. El alumno sabe que te importa, que no eres omnipotente, que solo le vas a acompañar en un trocito de su camino. El alumno percibe que tú conoces tus propias dificultades y lo más importante que miras las suyas con el mismo respeto y aceptación con que miras tu parte oscura, que como dice Santa Teresa de Jesús “nada humano me es ajeno”; que alumno y profesor somos iguales con sus potencialidades y limitaciones, y que lo que cambia es el rol en el aula: tu alumno-yo profesor, desde el respeto, vamos todos juntos a navegar por este mar , a veces embravecido que nos lleva al puerto de junio . ¡Que solo un corazón agradecido puede aprender raíces cuadradas!


Una maestra de tiza, febrero del 2010

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